Leccion de escuela sabatica 2008-3 (leccion 13)


Lección 13

“Heme aquí, envíame a mí”: el profeta Isaías

Para el 27 de septiembre de 2008

Sábado 20 de septiembre
Lea Comentario EGW

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Levítico 16:30; 17:11; Isaías 6:1-10; 49:6; Jeremías 3:22; Mateo 28:18-20; Hebreos 1:2.

PARA MEMORIZAR:

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isa. 6:8).

Pensamiento Clave: Isaías fue un poderoso profeta del siglo VIII antes de Cristo, quien habló contra el pecado y la corrupción, defendió la justicia y la equidad, y profetizó acerca del Mesías. ¿Qué similitudes podemos encontrar con nosotros hoy?

Una parte central de la misión de Isaías era reformar el reino de Judá, al sur. Habló contra el pecado y la corrupción, y en contra de la rebelión de la Nación contra Dios.

Pero la misión de Isaías se extendió más allá que solo la reforma dentro de Judá. Él preveía el día en que la misión de Judá sería la de representar a Dios ante el mundo. Judá no debía seguir mirando hacia adentro; tenía un propósito misionero para todas las naciones. Isaías cita palabras de Dios: “Te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz a las naciones” (Isa. 42:6).

Esta amplia visión de la misión, que se extendía al mundo entero, se perdió de vista en los años siguientes. No fue sino hasta el ministerio de Jesús mismo, y el ministerio de los apóstoles en el libro de los Hechos, que vemos esta visión del evangelio a todo el mundo puesta en acción, una visión en la que somos llamados a participar en nuestros días y en esta época.

Domingo 21 de septiembre
Lea Comentario EGW

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Ay de Mí!.

Lee Isaías 6:1 al 6. ( Lea CBA ) ¿Qué le estaba sucediendo a Isaías?

Dios transporta a Isaías, por medio de una visión, a la sala del Trono celestial, donde ve a Dios mismo sentado en un trono, “alto y sublime” (Isa. 6:1).

En su visión de la sala del Trono de Dios, se le presenta a Isaías un espectáculo asombroso. Ve el manto de Dios que llena el Templo y seres con seis alas llamados serafines. Él los oye llamándose el uno al otro en alabanza a Dios. Sus voces debieron haber sonado fuerte, porque hacían temblar los postes de las puertas, y el Templo se llenó de humo.

Compara la visión de Isaías con estas otras que también muestran la experiencia de ver a Dios. ¿Cuál fue la reacción común a todos? ¿Qué lección importante podemos obtener de estas reacciones acerca de nosotros mismos y nuestra relación con nuestro Creador? Éxo. 20:18, 19 ;( Lea CBA ) Juec. 13:22; ( Lea CBA ) Job. 42:5, 6;( Lea CBA ) Apoc. 1:17. ( Lea CBA )

En respuesta a su visión del “Rey, Jehová de los ejércitos”, Isaías exclama: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos […]” (Isa. 6:5).

Damáh, la palabra hebrea para “muerto”, significa ser cortado, o liquidado. La versión Reina-Valera de 1960 también traduce la palabra como “perecer” (Sal. 49:12, 20) y como “destruido” (Ose. 4:6). Esta palabra indica que la experiencia devastó totalmente a Isaías. La visión de Dios ayudó a Isaías a entender cómo realmente era él, en contraste con su Hacedor.

¿Qué había en el ver a Dios que le provocó esta reacción? ¿De qué modo esto nos ayuda a comprender por qué Jesús vino en carne humana para revelarnos cómo realmente era Dios?

Lunes 22 de septiembre
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Es Quitada tu Culpa.

El encuentro de Isaías con la Deidad fue una ocasión extraordinaria. Él la describe como una experiencia que afectó todos sus sentidos: ve los serafines de seis alas y a Dios en su Trono; oye las voces estruendosas de los serafines; huele el humo del Templo; y siente y gusta el carbón encendido que un serafín pone sobre sus labios (Isa. 6:1-6).

Como vimos en la sección de ayer, después de esta experiencia de ver a Dios, Isaías es abrumado por su propia indignidad. De hecho, sus expresiones, en Isaías 6:5, son una confesión de su pecado y el de su pueblo.

¿Por qué se enfatiza la expresión “inmundo de labios”? ¿Fue el pecado de Isaías y de su pueblo solo lo que hablaban? ¿De qué podría haber sido un símbolo? Ver también Prov. 13:3; Mat. 12:37;( Lea CBA ) Luc. 6:45. ( Lea CBA )

Tan pronto como Isaías hizo su confesión, un serafín tomó un carbón encendido del altar celestial, voló con él hasta Isaías y lo tocó sobre sus labios.

Lee Isaías 6:6 y 7. ( Lea CBA ) ¿Qué sucede aquí? ¿Qué simboliza ese acto? ¿Qué mensaje podemos obtener de esto para nosotros mismos?

En sí mismo y por sí mismo, Isaías, un hombre de labios inmundos, no tiene nada que ofrecer a Dios. Pero, gracias a la obra del Señor mismo, el pecado de Isaías es quitado. La palabra hebrea traducida como “quitado” viene de la raíz qafar, que comúnmente se traduce en el Antiguo Testamento como expiar o expiación (ver Éxo. 29:36; 30:10; Lev. 16:30; 17:11). El punto que se destaca aquí es que Isaías, sin la intervención divina, sin que fuera quitado su pecado, o cubierto (qafar también significa “cubierto”; ver Gén. 6:14, NVI), no podría haber hecho nada para Dios. Tenía que ponerse bien con Dios primero; solamente entonces podría Dios usarlo.

¿Qué cosas, en tu propia vida, te impiden que Dios pueda usarte? ¿Qué debes someter a él a fin de que tu pecado sea quitado?

Martes 23 de septiembre
Lea Comentario EGW
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“Heme Aquí, Envíame a Mí”.

Cuando Isaías oye el llamado de Dios, inmediatamente responde: “Heme aquí, envíame a mí” (Isa. 6:8). Nota que Isaías responde al llamado antes de conocer los detalles de la asignación que se le da (ver también Heb. 11:8).

Isaías no responde porque cree que tiene los dones y los talentos necesarios, o porque sabe que hará un buen trabajo. Y no responde porque la tarea es atrayente (ni siquiera sabe cuál es esa tarea). Isaías responde porque él sabe que, aunque es indigno, Dios es digno. Aunque él no tiene poder, Dios es todopoderoso. Aunque puede ser una misión que él no hubiera elegido para sí mismo, es una misión que Dios ha escogido.

Lee la Gran Comisión de ir y enseñar a todas las naciones, tal vez la comisión más importante en todas las Escrituras (Mat. 28:18-20). ( Lea CBA ) Lee cuidadosamente la primera parte de esta comisión. ¿Por qué es una sección tan importante que no debemos pasar por alto?

La expresión “por tanto” es importantísima. La única razón por la que podemos ir y enseñar a todas las naciones es porque vamos con el poder de aquel que tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Si tan solo tuviéramos nuestras propias fuerzas, no podríamos ir. Si dependiéramos de nuestras habilidades, no podríamos ir. Nuestra misión es puesta en marcha por Jesús, quien posee “toda potestad” (RVR60), o “toda autoridad” (NVI) en el universo (ver Hech. 17:28; Heb. 1:2; Col. 1:16).

Si estamos dispuestos, Dios nos otorga el poder que necesitamos para realizar la misión que él nos da. Purifica los labios inmundos de Isaías (Isa. 6:7); le da a María el Espíritu Santo y “el poder del Altísimo” (Luc. 1:35); Jesús ora por Pedro (Luc. 22:32); unge a Saulo con el Espíritu Santo (Hech. 9:17, 18); pone palabras en boca de Jeremías (Jer. 1:9). ¿Deberíamos esperar algo menos para nosotros mismos, ahora, en este momento decisivo de la historia de la tierra?

¿Qué te retiene de hacer más para Dios? ¿Qué cambios tienes que hacer? ¿Cómo puedes aprender a depender del poder de Dios y no de tus propios dones, cualesquiera que sean?

Miércoles 24 de septeimbre
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El Llamado de Isaías.

Lee la comisión que Dios le dio a Isaías (Isa. 6:9, 10) ( Lea CBA ) ¿Cómo hemos de comprender lo que Dios le estaba diciendo a Isaías en este pasaje? (vea comentario auxiliar)

La mayoría de las traducciones de la Biblia, incluyendo la versión Reina-Valera de 1960, dan la apariencia de que Dios a propósito procura embotar los corazones y las mentes de la gente. No obstante, si lees los textos con cuidado, podrás ver un poco de sarcasmo, un poco de ironía, en ellos. ¿Por qué Dios –que constantemente suplica a su pueblo que lo escuche, que lo comprenda, que abra su corazón a él, que lo conozca, que lo contemple, que regrese a él y que sea sanado por él– dice lo que parece decir a menos que signifique otra cosa?

Lee los siguientes textos. ¿Cómo hemos de entenderlos a la luz de los textos que acabamos de ver? Deut. 30:6;( Lea DBA ) Prov. 2:5; ( Lea CBA ) Jer. 3:22; ( Lea CBA ) Jer. 4:1. ( Lea CBA )

En toda la Biblia, Dios estuvo llamando a su pueblo a escuchar, a obedecer, a volver a él, a ser sanado por él. Y, no obstante, como sabemos, muchos no escucharon. De este modo, lo que parece que está sucediendo aquí es que Dios sencillamente afirma cómo el pueblo le responderá a Isaías; no está diciendo que él quiere que suceda, o que él hará que eso suceda. Mientras el pueblo continuamente rechace las advertencias de Isaías, sus corazones naturalmente se endurecerán. Pero esto no significa que Isaías o Dios querían este resultado. Todo lo contrario, la Biblia entera es un llamado de Dios al pueblo para que haga todas las cosas que Isaías decía que debía hacer; sin embargo, como sabemos, muchos no lo hicieron.

¿Qué ocurre con nosotros hoy? ¿Cuán diferentes somos de la gente del tiempo de Isaías? Y, aunque tal vez, no podamos hacer mucho acerca de los demás, ¿qué sucederá con nosotros, individualmente? ¿Cómo podemos asegurarnos de no caer en la misma trampa espiritual que la que se describe en Isaías?

Jueves 25 de septiembre
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Una Luz para los Gentiles.

La misión de Isaías era mucho mayor que solamente reformar a Judá. También describió la visión de Jerusalén como una luz en un monte, un testimonio a todas las naciones acerca del único Dios verdadero y sus mandamientos: “Será confirmado el monte de la casa de Jehová […] y correrán a él todas las naciones” (Isa. 2:2).

¿De qué manera entendemos, como adventistas, nuestro lugar en extendernos al mundo? Ver Apoc. 14:6. ( Lea CBA )

Lee Isaías 42:6 y 7. ( Lea CBA ) ¿Qué llamado le hizo Dios a Judá para que desempeñara? ¿Cómo nos vemos hoy a nosotros mismos en ese papel?

Lee Isaías 49:6. ( Lea CBA ) ¿Qué tiene que ver esto con nosotros, como adventistas del séptimo día?

No fue sino hasta fines de la década de 1860 que la Iglesia Adventista del Séptimo Día se dio cuenta de que tenía una misión para los países extranjeros. Los primeros adventistas habían supuesto que la comisión evangélica se extendía solo a los diversos grupos de personas dentro de América del Norte. Los Estados Unidos eran una sociedad multicultural, y los primeros adventistas pensaron que alcanzaban a cada nación, tribu, lengua y pueblo allí mismo, en casa. Arthur Spalding sugiere que fue una “racionalización consoladora” para la Iglesia Adventista el suponer que su misión era solo América del Norte.–Arthur W. Spalding, Origin and History, t. 2, p. 193.

Pero no pasó mucho tiempo antes de que la joven iglesia se diera cuenta de que su visión era demasiado limitada, y se lanzó a establecer la iglesia en Asia, África, Europa, las islas del Pacífico y por todo el mundo, una obra que nosotros, individualmente, podemos tener que realizar, de una manera u otra.

¿Cuáles son algunas maneras en que tú, o aun tu iglesia local, podrían estar participando más en la obra de extensión, en llevar la “salvación hasta lo último de la tierra” (Hech. 13:47)?

Viernes 26 de septiembre
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Para Estudiar y Meditar:

Lee, en Profetas y reyes, el capítulo “El llamamiento de Isaías”, pp. 225-230.

“Esta seguridad del cumplimiento final del propósito de Dios trajo ánimo al corazón de Isaías. ¿Qué si los poderes terrenales se disponían en contra de Judá? ¿Qué si el mensajero de Dios afrontaba oposición y resistencia? Isaías había visto al Rey, Jehová de los ejércitos; había escuchado el canto de los serafines: ‘Toda la tierra está llena de su gloria’ (Isa. 6:3); tenía la promesa de que los mensajes de Jehová al apóstata Judá serían acompañados por el poder convincente del Espíritu Santo; y el profeta estaba fortalecido para la obra que tenía por delante. A lo largo de su larga y ardua misión, llevó consigo el recuerdo de esta visión. Durante sesenta años o más, estuvo delante de los hijos de Judá como un profeta de esperanza, volviéndose cada vez más osado en sus predicciones del triunfo futuro de la iglesia”.–E. G. de White, AR&SH, 11 de marzo de 1915.

“Las exhortaciones dirigidas por el profeta a Judá para que contemplara al Dios viviente y aceptara sus ofrecimientos misericordiosos no fueron vanas. Hubo algunos que lo escucharon con fervor, y se apartaron de sus ídolos para adorar a Jehová. Aprendieron a ver amor, misericordia y tierna compasión en su Hacedor. Y, en los días sombríos que iban a presentarse en la historia de Judá, cuando solo quedaría un residuo en la tierra, las palabras del profeta iban a continuar dando fruto en una reforma decidida. Declaró Isaías: ‘En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel’” (PR 236, 237).

Preguntas Para Dialogar:

  1. ¿Por qué un profeta nunca es popular? Imagínate si Isaías volviera a la vida y actuara como profeta para la Iglesia Adventista. ¿Qué crees que tendría para decir? ¿Habría cambiado su mensaje? ¿Cuál es nuestro concepto de Elena de White? ¿Estaremos muchos de nosotros, tal vez, haciendo lo mismo con los mensajes de ella, que muchos en Israel hicieron a sus propios profetas? Analicen la respuesta en la clase.
  2. ¿Cuál es nuestro lugar en la obra mundial de las misiones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Cómo equilibramos nuestras propias necesidades y esfuerzos locales para alcanzar a otros con el llamado divino de esparcir este mensaje por el mundo? ¿Cómo podemos ser fieles a ambos mandatos?

Resumen: El profeta Isaías aceptó una misión dada por Dios que era impopular y, de muchas maneras, sin recompensas. También era una misión que terminó con su vida, al ser cortado en dos con una sierra. Y, no obstante, por medio de su ministerio, hubo vidas cambiadas y el poder de sus palabras todavía se siente hoy.

2 respuestas

  1. JEHOVA los bendiga, en realidad me gusta toda la informacion suministrada ya que para muchas personas esb importante el estudio de la biblia por cualquier forma,

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  2. me gustaria que me ayudaran, meguiaran, soy maestra de la escuela sabatica de jovenes, mandandome las lecciones

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