Ministerio Adventista en las cárceles de Zimbabwe

Se adoptan niños, se adoptan mascotas. ¿Por qué no adoptar una prisión?

Para Luxon y Charity Zembes, nativos de Zimbabwe, la idea es conseguir resultados asombrosos — más de un tercio de la población en prisión de todo el país está involucrada en estudios bíblicos y 500 prisioneros se unieron a la iglesia el año pasado, marcando el hito de la primera solicitud de bautismos hecha por prisioneros en Zimbabwe.

Desde que se lanzó el Ministerio de Prisiones en el Distrito de Glenara, la pareja adventistas y su equipo han registrado muchas primicias. Su ministerio fue el primero de esta naturaleza visto en Zimbabwe — difícil en un país donde la actitud social hacia los prisioneros está empañada con miedos y prejuicios, a menudo dejando excluidos por la propia familia y amigos y con pocas esperanzas de rehabilitación.

La familia Zembes, junto a 12 voluntarios del departamento de Ministerio de la Mujer de su distrito, comenzaron a ministrar en la Prisión de Hwahwa Young cerca de Gwerau, Zimbabwe, hace seis años. Ahora están presentes en 43 prisiones del país — todas salvo las dos prisiones de máxima seguridad de Zimbabwe — ofreciendo a los prisioneros acceso a la programación de Hope Channel, estudios bíblicos y una red de apoyo.

Aún siendo pequeño, su grupo ahora se beneficia de nuevas asociaciones con iglesias Adventistas localizadas cerca de las prisiones. Los miembros pueden prestar apoyo financiero y espiritual a los prisioneros sin los costes de largos viajes.

«Cuando hay una iglesia cerca y puede adoptar una prisión, es algo realmente bueno en términos de sostenibilidad,» dice Luxon. En un caso así, las autoridades de la prisión quedaron tan impresionadas por la dedicación de los voluntarios, que pidieron a una iglesia local que construyesen una capilla anexada en el complejo penitenciario.

Convencer a los miembros a que participen es a veces un poco difícil. «Obviamente, no todo el mundo acepta igualmente la idea de trabajar con prisioneros,» dice Charity. «Esto es algo que uno debe salir y hacer primero. Entonces, cuando regresa y muestra a la gente fotos y vídeos, contando las historias y diciendo ‘Este es el trabajo que se está haciendo en las prisiones’.»
Contar y mostrar estas historias ha precedido al apoyo desde un principio. Cuando el equipo preguntó por primera vez si podían instalar Hope Channel en varias prisiones, los oficiales sospechaban que la programación contuviese mensajes políticos, según indica Charity. Después de ver las emisiones varios meses, los oficiales dieron permiso. Poco después, algunos pidieron estudios bíblicos, comentó Charity.

Desde entonces, las autoridades carcelarias han hecho un estudio, independiente de la Iglesia Adventista, para medir el impacto de este ministerio. «Lo que descubrieron fue una reducción significativa en la reiteración de delitos para aquellos prisioneros enrolados en el programa — los que ven Hope Channel y toman estudios bíblicos,» dijo Luxon.

La familia Zembes también ha observado un cambio de actitud en el país hacia los prisioneros, en parte gracias a un grupo de prisioneros en Harare que formó un coro gospel y el año pasado llegaron al número 2 en las listas de video musicales de Zimbabwe.

«De repente todo el mundo piensa, ‘Vaya, ¿prisioneros cantando himnos así? ¿Cantando música de como esta?’ Así que la percepción está cambiando,» indicó Luxon.

Antes, cuando los presos eran liberados, sus familiares les evitaban. «Nadie quería tener nada que ver con ellos, pero trabajando con este sistema y con los voluntarios, muchos de estos ofensores han sido rehabilitados y reunidos con sus familias,» dice.

Mientras que el éxito del video musical ha hecho maravillas en sensibilización — el ministerio es conocido en todo el país — los Zembes luchan por mantener el cada vez más amplio campo de trabajo de su ministerio.